jueves, 23 de septiembre de 2010

USAC: REENCUENTRO DEL MOVIMIENTO POPULAR

Adrian Zapata
En Siglo XXI, 23 de sept.

Esta lucha estudiantil ya desbordó hacia el ámbito nacional

El movimiento estudiantil universitario tiene una larga trayectoria de solidaridad con el movimiento popular. Hay innumerables estudiantes mártires que dieron sus vidas acompañando luchas sociales. De igual manera, los estudiantes fueron una veta que alimentó el movimiento revolucionario, las juventudes universitarias tienen historia de alianzas estratégicas con los campesinos, los obreros, los indígenas, los pobladores, en fin, con todas las aspiraciones liberadoras de los pobres y excluidos. Ahora parece estar sucediendo lo contrario. Un movimiento estudiantil con limitada base social propia ha encontrado un respaldo social muy amplio en el movimiento popular.
Las reivindicaciones que hacen de los estudiantes han logrado construir en el imaginario colectivo un símbolo movilizador: la defensa de la autonomía universitaria. La verdad o falsedad de esta reivindicación resulta irrelevante, ya que las percepciones son las que definen la realidad política.  
Esta lucha estudiantil ya desbordó hacia el ámbito nacional. Los apoyos populares podrían convertirse en una articulación de demandas diversas y, eventualmente, llegar a ser un movimiento político que catalice la inconformidad de amplios sectores populares.
Un desalojo violento de los inconformes, cuyos resultados son imprevisibles, produciría efectos que ampliarían la movilización social. La supuesta defensa de la autonomía universitaria podría llegar a ser tan sólo un recuerdo de cómo se inició este reencuentro popular, que habría contribuido a provocar una conflictividad social nacionalmente generalizada.
Sin embargo, no se puede desconocer el contexto, donde no existe un proyecto político transformador, al cual se enganche la conflictividad que pudiera producirse de manera extendida.. 
Ahora bien, sin proyecto nacional alternativo vigente, la conflictividad social generalizada alimentaría el caos y permitiría su aprovechamiento por parte de quienes tienen más recursos para ello, que en la realidad nacional actual son actores como el crimen organizado o las expresiones sociales y políticas más retardatarias.
Mientras tanto, la Usac, ya aporta, de nuevo, su cuota de sacrificio, que hasta ahora afecta a la ya deteriorada academia y a los intereses de quienes quieren estudiar. Pero este sacrificio podría ser aun peor, si el desenlace fuere violento.
Tremenda responsabilidad la que tienen los liderazgos populares que se reencuentran en la universidad, cerrada por una valiente dirigencia estudiantil identificada con una bandera —la autonomía—, hidalgamente enarbolada con ánimo de patria o muerte… 
Urge una actitud madura por parte de los liderazgos positivos implicados en esta situación. La crisis debe resolverse políticamente, sin desalojos, iniciando un proceso de reforma universitaria que recupere la Usac para los propósitos que la Constitución le asigna.

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